martes, 20 de octubre de 2009

La Típica Amiguita (2) (final)

Yo iba al Liceo 54 en Agraciada, vivo a unas 20 cuadras de ahí, ella me paso a buscar como de costumbre y fuimos a estudiar. Yo no hablaba con ella casi, ella me atomizaba a mi. Los trayectos con ella, de mi casa hasta el liceo siempre se me hacian muy largos, pero habia algo en mi que nunca le decia que no a ese “-Mañana paso por tu casa Ta’ Marte?” (Marte es mi mote) no se que me pasaba pero a esa pregunta siempre respondia un “–Dale” sin interes pero afirmación al fin. Llegabamos al liceo. El tiempo pasaba volando en el hasta que saliamos, (totalmente al reves, se supone que lo mas lento que pasa es mientras estas estudiando) en ese momento de mi vida era todo muy confuso asi que no me sorprende darme cuenta 6 años después la confusion en mis ideas. Desde el liceo a mi casa tambien iba con ella, a veces si a veces no (por suerte), lo cual hacia que varie el tiempo de mi recorrido asi como mis horas de llegada, ella me acompañaba hasta la puerta de mi casa y me veia entrar, mi rutina era un tanto aburriba en ese tiempo, pasaba de mi casa al Cyber y me mi pc a la tele, nada mas… No me es muy difícil recordar el dia aquel en el cual aclare muchas dudas, fue un dia normal, mi aburrida rutina se cumplio a rajatabla como siempre hasta que de tarde, a eso de las 18hs siento el timbre de mi casa, como campanadas, me asomo por una abertura que tiene mi puerta en la cual uno ve hacia fuera pero los de afuera no te ven, (muy util para salir a atender en bolas) y al rectificar que era ella le abri y dije, “¿-Que pasó?”, como si fuera cualquier otra persona que me es indiferente, a lo que ella responde “¡Vamos para mi casa que no hay nadie!” y yo pense “Mas aburrido de lo que estoy en mi cas ano puedo estar alla”, entonces asenti con la cabeza, le avise a mi Mamá que iba a salir y fuimos a su casa, la cual no tenia ni idea de donde de hallaba (cosa que mucho no me interesaba saber), llegamos, y entre, yo detrás de ella, era una casa de dond pisos bastante linda, adentro se sentia restos olor a desodorante de ambiente barato combinado con olor a la comida de ese dia, “-Pasa, pasa” me dice, y yo obedezco, entro a su cuarto, un cuarto muy femenino con peluches y esas cosas que toda mina de 13 o 14 años tiene, (ni la edad supe) me siento en su cama y ella enfrente mio, yo ya habia perdido el proposito de mi llegada a su “Humilde morada” en tanto la pregunta “¿Qué mierda hago aca?” bombardeaba en repetidas rafagas mi cabeza, encendio la televisión para hacer mas amena mi estadia (supongo), y me empezo a besar en la boca, yo no opuse resistencia pero tampoco puse sentimiento en aquellos besos, todo paso rapido, cuando quise acordar ya estábamos enredados casi sin ropa ella y yo semi vestido tambien, aun hoy me pregunto que hacia yo en esa casa… Paso lo que tenia que pasar, me la cogi (bastante fuerte, por lo que ella decia) y nada mas. Cuando acabe esa pregunta con respecto que hacia yo en esa casa hallo su respuesta, la cual era un desconcertado “no se” asi que por ende me fui lo mas rapido que pude si decir mas que un “me tengo que ir”, me subi el deportivo y me fui caminando rapido hacia mi casa. Pensé: -Que mierda que fue, no me gusto… y hasta el dia de hoy y supongo que hasta el resto de mis dias, seguire pensando igual…

domingo, 4 de octubre de 2009

La Típica Amiguita (1)

Ella estaba en mi clase, ella vivía cerca de mi casa a unas 3 cuadras mas o menos (digo vivía porque no eh sabido nada de ella desde que termino ese año torturador de liceo), a ella le gustaba yo y ella me lo hizo saber, sutilmente como toda una dama me dijo “¡Pah! A vos te doy como adentro de un gorro”, yo seguía con mis dudas, ¿nenas o nenes?, ¿nenas o nenes?, dudas que no eras dudas eran solo fruto de los estereotipos y de la sociedad en la cual me toco vivir, ella empezó con miraditas provocativas (provocativas para cualquier pre puberto de esa época menos para mi y supongo que alguno mas) yo pensaba que se burlaba de mi, yo pensaba que me odiaba, yo pensaba que lo que pensaba era correcto. No pensé que iba a empezar a seguirme, no pensé que iba a empezar a pasar por la puerta de mi casa a ver si salía o no, no pensé que ella sentía algo de veras, no pensé que podía ser atractivo para nadie, tampoco pensé que lo q pensaba era incorrecto. Recuerdo una fiesta del liceo en los tiempos que el bravucón de el liceo era el que “pegaba en la cara” o el que aparecía nombrado en algo así como leyendas heroicas como el que “le había pegado a 3 al mismo tiempo”. En esa fiesta la atracción principal era una parejita de un puto y una petiza (siempre me tocaban petizas, no se por que) escondidos detrás de una de las columnas del liceo se hallaban juntos, no entrelazados, ni siquiera abrazados y menos mirándose a los ojos, recuerdo que en ese momento yo miraba y admiraba cualquier pavada, cualquier suceso en mi cabeza generaba una serie de especulaciones sin sentido también pensaba paralelamente en una estrategia para salir huyendo de esa cárcel invisible a los ojos de todos excepto a los míos. La gran atracción era “el beso de los novios”. Se sentían de vez en vez como ráfagas el sonido de los Toppers de mis compañeritos que como reporteros iban como encubiertos a ver como era la situación por esos lares, los cuales me sacaban de mi profundo análisis del excitante hecho de la apertura de una puerta. Hasta que paso, me beso fuerte y arrastrándome hacia la luz para que todos vean, ya me veía envuelto en la situación que trate de evitar ya hacia media hora, sentí su perfume Amaranto (que era mi favorito porque era el que usaba mi mama) impactando contra mi Pibes Wind que me había regalado mi tía para mi cumpleaños, por mi cabeza pasaron muchas cosas, bueno en realidad de tanto q paso por mi mente no llegue a percibir nada, yo no me moví, permanecí tieso, era una estaca de 1 metro y 80 centímetros de largo clavada en el piso de mármol o de lo que fuera, solo se que era frío, o tal vez eso era lo que yo sentí por dentro, un frío devastador que como una ventisca helada golpeo mi pecho lampiño mas allá de haber sido raro fue justo lo que necesitaba para disipar la niebla que había en mi yo interno la cual no dejaba ver lo que realmente necesitaba ver. Se separo. Ella bajo a las planta de sus pies y aun así yo levante la cabeza, la diferencia de altura era innegable, nos alejamos como para lograr vernos las caras en su totalidad, en ella había una sonrisa que le daba vuelta la cara y unos cachetes un tanto ruborizados, unos ojos vidriosos, normal en ella cuando me veía a los ojos, yo a mi cara no la vi pero me imagino que fue fea la impresión, mas bien la desilusión, el hecho de saber que yo no estaba tan conforme con aquel beso, la sonrisa en su cara rápidamente paso a un ¿Qué paso? A lo cual yo conteste, - Nada, y volví con mis amigos con las manos en los bolsillos mirando hacia abajo, escupiendo como escupe cualquiera pero teniendo en cuenta de que en mi boca había saliva de alguien mas trate de disimularlo y no escupir tanto cerca de mis amigos, iba pateando las hojitas de patio y tarareando alguna canción que no me acuerdo. Ya era de noche y era raro que no este en mi casa, así que sin propósito que comer algo de helado y algún pancho de la kermés esa, me fui caminando a casa. Mis amigos al otro día me miraban con caras como de alabacion y yo no entendía nada, la relación con ella siguió y ella siguió detrás de mí buscando mas de aquello, yo era siempre indiferente pero de vez en cuando caía en sus redes otra vez y otra vez.

viernes, 2 de octubre de 2009

Algo sobre mi vida...

Bueno voy a hacer un “resumen” de mi vida para que se vayan orientando de lo que se va a encontrar en este blog.


Emm, por donde empezar… Soy Martín Peña tengo 18 años y nací el 22 de mayo de 1991 en Montevideo, Uruguay. Hoy es viernes 2 de octubre del 2009, hora 5:03 AM. Bueno en este blog van a encontrar historias, relatos, vivencias, algunas veces ficticias y otras verídicas, soy de buen escribir pero si el relato lo amerita y tengo que agregar un “la concha de tu madre” lo voy a hacer…

De chico siempre fui el cerebrito de la familia, el que en las reuniones familiares ponían a hacer divisiones de 2 cifras a los 6 años y cuando las resolvía se sentían los halagos de fondo tipo “mira que bien Martincito” “vas a llegar muy lejos” obviamente eso siempre acompañado de una leve despeinada tipica de abuelos. Paralelamente a eso ayudaba a mi hermana y a mi prima a vestir a las muñecas con esos vestidos brillantes, horribles, de un material que ya a estas alturas no debe ni existir, el hecho de no haber un “varoncito” de mi edad en la familia repercutió bastante en lo que seria mi futuro, imagínense, yo, hijo de padres grandes, siempre fui criado a lo “machito” (lo cual les iba a salir el tiro por la culata unos años después).

Bueno los 10 u 11 años Martín seguía siendo el nene brillante que siempre fue, pero 100% seguro de que no era como los demás nenes de esa edad, me acuerdo muy claramente una escena en la Plaza de Deportes de mi barrio, mas o menos a los 11 años, yo, en el verano, hacia natación lo cual me gustaba bastante, hasta que un día en las duchas vi por primera vez algo que me marcó para toda mi vida, un hombre, de 35 a 40 años, gordito, bañándose, obviamente como dios lo trajo al mundo, recuerdo mi cara de pasmado como si me estuviera viendo en una filmación, por dentro pensaba… “Que me esta pasando, no le puedo sacar la vista de encima, mierda!” era como si el Martincito bueno sentado en mi hombro derecho dijera “No lo mires mas, te tienen que gustar las nenas” y por el otro lado el Martincito malo sentado en el hombro izquierdo dijera “mira que bello cuerpo y que pija…, el agua le peina el bello corporal (que por cierto el tipo era muy peludo) el que jabón le caía en la panzota, ¡eso te tiene que gustar a vos!”, obviamente gano el Martincito malo. No le di mucha bola a esa escena, pensaba que ciertas personas me daban “ternura” y por eso las miraba, así calmaba mi mente unos instantes.

Así pasaron los años y fui desarrollando un disfraz perfecto de normal, que uso hasta el día de hoy, el típico ejemplo es algo así digamos que pasa una muchacha con todos sus atributos físicos (digamos) bastante bien marcados y dependiendo con quien este acompañado ese momento, el acote que yo voy a realizar, si estoy con mis mejores amigos, que saben mi sexualidad diría: “Ah que babosos” o “le falta una buena panza a eso”. Si estoy con amigos que no saben nada y no me interesa que sepan diría: “Fa como esta” y si estoy solo, caminando por la calle por ejemplo, le presto mas atención al ruido de los autos y motos, siendo que estoy escuchando el mp3 en su máximo volumen… Otro ejemplo es cuando voy a las fiestas familiares y me preguntan: “Martincito, ¿y tu novia?” a lo cual yo respondo, “Hasta que no trabaje no voy a tener, porque una novia es mucho gasto de dinero…” y ellos contestan “Ah esta muy bien eso mijito, siga así”, por dentro me descostillo de la risa…

Bueno mi historia tiene una de sus partes mas significativas en mis 16 años, yo siempre supe que esos “nenes” que me daban esa extraña “ternura” eran algo mas que solo ternura, hasta que me di cuenta que todos ellos eran gorditos, rellenitos, morruditos o grandotes, hasta que un día cayo del cielo un programa de canal 10 que se llamo “SIC: Alguien lo Dijo” una nota al Club de Osos de BsAs, y ahí me di cuente que no era el único que sentía ese tipo de cosas hacia los gorditos, que como yo había mas gente, incluso acá en Uruguay, ese capitulo causo tanto en mi que hasta un par de lagrimas solté, entre mi asombro y bienestar interno, de ahí en mas soy… Un Cazador De Ciudad.