viernes, 2 de octubre de 2009

Algo sobre mi vida...

Bueno voy a hacer un “resumen” de mi vida para que se vayan orientando de lo que se va a encontrar en este blog.


Emm, por donde empezar… Soy Martín Peña tengo 18 años y nací el 22 de mayo de 1991 en Montevideo, Uruguay. Hoy es viernes 2 de octubre del 2009, hora 5:03 AM. Bueno en este blog van a encontrar historias, relatos, vivencias, algunas veces ficticias y otras verídicas, soy de buen escribir pero si el relato lo amerita y tengo que agregar un “la concha de tu madre” lo voy a hacer…

De chico siempre fui el cerebrito de la familia, el que en las reuniones familiares ponían a hacer divisiones de 2 cifras a los 6 años y cuando las resolvía se sentían los halagos de fondo tipo “mira que bien Martincito” “vas a llegar muy lejos” obviamente eso siempre acompañado de una leve despeinada tipica de abuelos. Paralelamente a eso ayudaba a mi hermana y a mi prima a vestir a las muñecas con esos vestidos brillantes, horribles, de un material que ya a estas alturas no debe ni existir, el hecho de no haber un “varoncito” de mi edad en la familia repercutió bastante en lo que seria mi futuro, imagínense, yo, hijo de padres grandes, siempre fui criado a lo “machito” (lo cual les iba a salir el tiro por la culata unos años después).

Bueno los 10 u 11 años Martín seguía siendo el nene brillante que siempre fue, pero 100% seguro de que no era como los demás nenes de esa edad, me acuerdo muy claramente una escena en la Plaza de Deportes de mi barrio, mas o menos a los 11 años, yo, en el verano, hacia natación lo cual me gustaba bastante, hasta que un día en las duchas vi por primera vez algo que me marcó para toda mi vida, un hombre, de 35 a 40 años, gordito, bañándose, obviamente como dios lo trajo al mundo, recuerdo mi cara de pasmado como si me estuviera viendo en una filmación, por dentro pensaba… “Que me esta pasando, no le puedo sacar la vista de encima, mierda!” era como si el Martincito bueno sentado en mi hombro derecho dijera “No lo mires mas, te tienen que gustar las nenas” y por el otro lado el Martincito malo sentado en el hombro izquierdo dijera “mira que bello cuerpo y que pija…, el agua le peina el bello corporal (que por cierto el tipo era muy peludo) el que jabón le caía en la panzota, ¡eso te tiene que gustar a vos!”, obviamente gano el Martincito malo. No le di mucha bola a esa escena, pensaba que ciertas personas me daban “ternura” y por eso las miraba, así calmaba mi mente unos instantes.

Así pasaron los años y fui desarrollando un disfraz perfecto de normal, que uso hasta el día de hoy, el típico ejemplo es algo así digamos que pasa una muchacha con todos sus atributos físicos (digamos) bastante bien marcados y dependiendo con quien este acompañado ese momento, el acote que yo voy a realizar, si estoy con mis mejores amigos, que saben mi sexualidad diría: “Ah que babosos” o “le falta una buena panza a eso”. Si estoy con amigos que no saben nada y no me interesa que sepan diría: “Fa como esta” y si estoy solo, caminando por la calle por ejemplo, le presto mas atención al ruido de los autos y motos, siendo que estoy escuchando el mp3 en su máximo volumen… Otro ejemplo es cuando voy a las fiestas familiares y me preguntan: “Martincito, ¿y tu novia?” a lo cual yo respondo, “Hasta que no trabaje no voy a tener, porque una novia es mucho gasto de dinero…” y ellos contestan “Ah esta muy bien eso mijito, siga así”, por dentro me descostillo de la risa…

Bueno mi historia tiene una de sus partes mas significativas en mis 16 años, yo siempre supe que esos “nenes” que me daban esa extraña “ternura” eran algo mas que solo ternura, hasta que me di cuenta que todos ellos eran gorditos, rellenitos, morruditos o grandotes, hasta que un día cayo del cielo un programa de canal 10 que se llamo “SIC: Alguien lo Dijo” una nota al Club de Osos de BsAs, y ahí me di cuente que no era el único que sentía ese tipo de cosas hacia los gorditos, que como yo había mas gente, incluso acá en Uruguay, ese capitulo causo tanto en mi que hasta un par de lagrimas solté, entre mi asombro y bienestar interno, de ahí en mas soy… Un Cazador De Ciudad.

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