domingo, 4 de octubre de 2009

La Típica Amiguita (1)

Ella estaba en mi clase, ella vivía cerca de mi casa a unas 3 cuadras mas o menos (digo vivía porque no eh sabido nada de ella desde que termino ese año torturador de liceo), a ella le gustaba yo y ella me lo hizo saber, sutilmente como toda una dama me dijo “¡Pah! A vos te doy como adentro de un gorro”, yo seguía con mis dudas, ¿nenas o nenes?, ¿nenas o nenes?, dudas que no eras dudas eran solo fruto de los estereotipos y de la sociedad en la cual me toco vivir, ella empezó con miraditas provocativas (provocativas para cualquier pre puberto de esa época menos para mi y supongo que alguno mas) yo pensaba que se burlaba de mi, yo pensaba que me odiaba, yo pensaba que lo que pensaba era correcto. No pensé que iba a empezar a seguirme, no pensé que iba a empezar a pasar por la puerta de mi casa a ver si salía o no, no pensé que ella sentía algo de veras, no pensé que podía ser atractivo para nadie, tampoco pensé que lo q pensaba era incorrecto. Recuerdo una fiesta del liceo en los tiempos que el bravucón de el liceo era el que “pegaba en la cara” o el que aparecía nombrado en algo así como leyendas heroicas como el que “le había pegado a 3 al mismo tiempo”. En esa fiesta la atracción principal era una parejita de un puto y una petiza (siempre me tocaban petizas, no se por que) escondidos detrás de una de las columnas del liceo se hallaban juntos, no entrelazados, ni siquiera abrazados y menos mirándose a los ojos, recuerdo que en ese momento yo miraba y admiraba cualquier pavada, cualquier suceso en mi cabeza generaba una serie de especulaciones sin sentido también pensaba paralelamente en una estrategia para salir huyendo de esa cárcel invisible a los ojos de todos excepto a los míos. La gran atracción era “el beso de los novios”. Se sentían de vez en vez como ráfagas el sonido de los Toppers de mis compañeritos que como reporteros iban como encubiertos a ver como era la situación por esos lares, los cuales me sacaban de mi profundo análisis del excitante hecho de la apertura de una puerta. Hasta que paso, me beso fuerte y arrastrándome hacia la luz para que todos vean, ya me veía envuelto en la situación que trate de evitar ya hacia media hora, sentí su perfume Amaranto (que era mi favorito porque era el que usaba mi mama) impactando contra mi Pibes Wind que me había regalado mi tía para mi cumpleaños, por mi cabeza pasaron muchas cosas, bueno en realidad de tanto q paso por mi mente no llegue a percibir nada, yo no me moví, permanecí tieso, era una estaca de 1 metro y 80 centímetros de largo clavada en el piso de mármol o de lo que fuera, solo se que era frío, o tal vez eso era lo que yo sentí por dentro, un frío devastador que como una ventisca helada golpeo mi pecho lampiño mas allá de haber sido raro fue justo lo que necesitaba para disipar la niebla que había en mi yo interno la cual no dejaba ver lo que realmente necesitaba ver. Se separo. Ella bajo a las planta de sus pies y aun así yo levante la cabeza, la diferencia de altura era innegable, nos alejamos como para lograr vernos las caras en su totalidad, en ella había una sonrisa que le daba vuelta la cara y unos cachetes un tanto ruborizados, unos ojos vidriosos, normal en ella cuando me veía a los ojos, yo a mi cara no la vi pero me imagino que fue fea la impresión, mas bien la desilusión, el hecho de saber que yo no estaba tan conforme con aquel beso, la sonrisa en su cara rápidamente paso a un ¿Qué paso? A lo cual yo conteste, - Nada, y volví con mis amigos con las manos en los bolsillos mirando hacia abajo, escupiendo como escupe cualquiera pero teniendo en cuenta de que en mi boca había saliva de alguien mas trate de disimularlo y no escupir tanto cerca de mis amigos, iba pateando las hojitas de patio y tarareando alguna canción que no me acuerdo. Ya era de noche y era raro que no este en mi casa, así que sin propósito que comer algo de helado y algún pancho de la kermés esa, me fui caminando a casa. Mis amigos al otro día me miraban con caras como de alabacion y yo no entendía nada, la relación con ella siguió y ella siguió detrás de mí buscando mas de aquello, yo era siempre indiferente pero de vez en cuando caía en sus redes otra vez y otra vez.

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